Considerables reservas de petróleo, gas natural, carbón, además una gran capacidad de generación hidroeléctrica derivada de sus vastos ríos en el sur, son suficientes razones para decir que Venezuela puede presumir de su potencial energético y su diversidad de recursos naturales. Para nadie es un secreto que, la necesidad del hombre e industria moderna de consumir energía, causa un severo impacto medio ambiental ya que, en muchos casos se usan combustibles fósiles para generarla. Nuestro país cuenta aproximadamente con una capacidad de generación eléctrica de 21215 MW (Mega-vatios), de los cuales el 65% (13865 MW) son hidroeléctricos y 35% (7350 MW) son termoeléctricos. Para tener una idea, un bombillo incandescente consume 0.0001 MW. Un elevado crecimiento demográfico y pocas inversiones en el sector, han llevado la demanda casi al limite de generación, asignando un muy importante papel a la rama termoeléctrica.
Los generadores térmicos son alimentados con derivados del petróleo, por ejemplo el diésel, que durante el proceso libera gran cantidad de CO2. Aparte de combustibles fósiles, estos complejos de generación también pueden ser alimentados con gas natural; una mezcla de gases livianos que se encuentran en yacimientos petrolíferos o en lugares donde el proceso de descomposición se lleva a cabo (basureros, pantanos, etc). Este produce mucho menos CO2 que sus primos fósiles, además se quema más limpia y eficazmente. Las reservas totales de gas natural en Venezuela rondan los 240 billones de pies cúbicos, pero la producción se estima en 2 billones de pies cúbicos anuales, en otras palabras tenemos gas para 110 años aproximadamente. Citando al Profesor del Departamento de Conversión y Transporte de Energía de la Universidad Simón Bolívar, José Manuel Aller "El gas es muy limpio pero ahora no tenemos, carecemos del gas necesario, no lo hemos desarrollado por falta de inversiones". La industria de dicho recurso tiene muy poco auge en el país, la limitada producción es usada en aplicaciones petroleras.
Irónicamente la justificación al poco desarrollo que tiene la industria del gas en el país es que, el BAJO PRECIO de este a nivel mundial, implica que las ganancias de exportación del recurso serán menores a la inversión realizada, solo dos palabras "mentalidad colonial". Los reducidos costos del gas como combustible para generación eléctrica, sumado a su bajo impacto ambiental deberían ser razón suficiente para justificar dicho gasto. Después de todo, no se trata de exportar se trata de desarrollar nuestra nación. Además que se ahorrarían alrededor de 3,5 millones de barriles de crudo anuales, que al ser exportados producirían aproximadamente 200 millones de dolares en ganancia. Tenemos los recursos y los medios para desarrollar Venezuela sin darle la espalda al planeta, si se quiere se puede.
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